La
esquizofrenia es la causa de hospitalización más común en el
Hospital Nacional Psiquiátrico, y sin embargo, aún hay rezagos en
la atención médica a los pacientes con este trastorno mental.
Así
concluye un análisis realizado a 50 países en desarrollo, el cual
fue publicado en el Boletín de la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
Sobre
Costa Rica, el informe señala que hay una brecha de un 63% entre el
tratamiento que se da hoy en el país a las personas con esta
patología y la terapia considerada como idónea por los
especialistas.
El
reporte de OMS indica que aquí hay 427 esquizofrénicos por cada
100.000 habitantes, pero que solo 157 de ellos reciben tratamiento.
Sin
embargo, esto último parece exagerado para especialistas nacionales
en salud mental, pues en el país no hay ni siquiera estudios
epidemiológicos que muestren en realidad cuántos costarricenses
tienen este trastorno.
“¿Cómo
van a decir cuántas personas reciben tratamiento para la
esquizofrenia en este país y cuántos no si no sabemos ni siquiera
cuántas personas exactamente tienen esta enfermedad?”, comentó
Álvaro Hernández, jefe de Servicios y Rehabilitación del Hospital
Nacional Psiquiátrico.
Los
especialistas estiman que en el país hay unos 5.000 esquizofrénicos.
Esta cifra se desprende del cálculo que se hace a partir del
porcentaje de la población mundial que padece esta enfermedad que es
entre 1% y 1,5%.
Henriette
Raventós, investigadora en el campo de genética de las enfermedades
mentales en la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica,
opina muy similar a Hernández. “Otros estudios han hablado de
brechas de atención en Costa Rica, pero son mucho menores a las de
este reporte”, apuntó.
Rezago:
problema social. Los especialistas consultados señalan que el
principal problema radica en la atención que la sociedad les da a
las personas con esquizofrenia.
“La
sociedad misma pone muchas trabas que van en detrimento de su
atención. La reinserción laboral de estas personas ha sido casi
imposible”, dijo Hernández.
“Tuvimos
que crear una cooperativa y enseñarles a hacer artesanías para que
vendan; tenemos el proyecto de una huerta y un vivero hidropónico
para que puedan ganar algún dinero. Intentamos convenios con varias
instituciones, pero realmente no se les dio un buen espacio laboral a
nuestros pacientes; muchos se presentaban a trabajar y los tenían
haciendo cualquier cosa y casi sin paga”, añadió.
Para
Maritza Meza, presidenta de la Fundación Costarricense para Personas
con Esquizofrenia (Fucopez), la sociedad aún estigmatiza la
enfermedad. “Todavía se les sigue viendo como los ‘loquitos’,
tontitos’ o personas brillantes con una forma diferente de ser. No
son ni una, ni otra. Tenemos que ver esto como una enfermedad, que si
se compensa con medicamento, tratamiento psicológico y terapia se
puede llevar una vida más normal”, indicó Meza.
En
busca de mejoras. El
año pasado, la OMS ya había advertido en su Atlas
mundial de salud mental
que el Gobierno tico gastaba 800 anuales en la salud mental de cada costarricense.
No
obstante, hay grupos que buscan dar cambios en la forma de atención.
Raventós y otras personas que investigan la salud mental ya trabajan
en ello. “Tenemos que romper barreras. En ningún país del mundo
hay suficientes psiquiatras para atender a toda la población que lo
necesita. Es necesario capacitar a médicos generales y psicólogos
para que puedan atender esta patología. Se requieren medicamentos,
pero también terapia psicoeducativa, grupos de apoyo, recreación”,
señaló Raventós.
Hernández
piensa igual:
“Ya
hemos ido cambiando el modelo de atención para que menos personas
deban permanecer internadas en el hospital y tenemos una red de
atención que hace visitas domiciliarias a los pacientes al menos una
vez al año. Lo que falta es que más comunidades se dediquen a
apoyar a las personas con esta enfermedad y a sus familias”.
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