El especialista Horacio García Rábago,
director del Centro Comunitario de Salud Mental (CCSM) del IMSS en Jalisco,
México, dijo que la esquizofrenia es una enfermedad cerebral caracterizada por
ideas delirantes, episodios alucinatorios, lenguaje y comportamiento
desorganizados y agitación, entre otros.
Manifestó que como otras afecciones del
neurodesarrollo con repercusiones psiquiátricas, en el origen de la
esquizofrenia no puede hablarse de un desencadenante único.
Agregó que aunque la genética es determinante
en el desarrollo de la esquizofrenia, problemas durante el embarazo como infecciones virales en un momento
del mismo, o edad avanzada de la gestante, parecen incrementar el riesgo de que
los hijos producto de este tipo gestaciones pudieran desarrollarla.
Expresó que se ha establecido que el
hecho de fumar marihuana antes de los 21 años aumenta la probabilidad de
presentar la enfermedad.
Indicó que por lo general, el
diagnóstico de la esquizofrenia se hace cuando el paciente es llevado
por sus familiares para recibir atención médica por presentar síntomas de ideas
delirantes, alucinaciones, alteración en lenguaje y comportamiento, y
eventualmente catatonia, es decir, inmovilidad.
Estos síntomas se califican
como agudos y son producto de la actividad aumentada de un neurotransmisor
llamado dopamina.
El tratamiento por lo general de estos pacientes, se
focaliza en bloquear los receptores de dicha sustancia, con resultados muy
favorables para el paciente, quien puede estar hospitalizado de dos a cuatro
semanas, ser dado de alta y continuar su vida habitual, aunque medicado de por
vida”, indicó.
Resaltó que un hecho relevante respecto
a la esquizofrenia es que la mayoría de los familiares refieren que previo a
los síntomas agudos de la enfermedad, el paciente había desarrollado cambios en
su comportamiento caracterizados por retraimiento y aislamiento social, así
como pérdida de interés y disfrute de actividades que solían agradarle.
Mencionó que la edad de aparición de la
enfermedad influye también en el pronóstico, “quienes la desarrollan de manera
temprana, esto es de 15 a 18 años, tienen más mal pronóstico en comparación con
aquellos en quienes aparece una década después.
Por el simple hecho de que una persona
de 25 a 30 años tiene varias metas cumplidas como una carrera, un empleo e
incluso una familia, difícilmente alcanzadas durante la adolescencia, precisó.
Destacó que es importante alertar a los
padres de familia para que estén atentos ante cambios en comportamiento de sus
hijos, “que aunque sutiles, no deben ser atribuibles a la etapa de la
adolescencia y muy por el contrario, hay que observarlos y buscar atención
profesional, sobre todo si se prolongan por varias semanas”.
Síntomas comunes
1. Ideas delirantes.
2. Alucinaciones.
3. Alteración de lenguaje.
4. Catatonia, es decir, inmovilidad.
5. Cambios en el comportamiento como
retraimiento y aislamiento social.
6. Pérdida de interés en actividades que
solían agradar al sujeto.
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