domingo, 11 de noviembre de 2012

La esquizofrenia se ubica dentro de las 10 patologías más discapacitantes de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).



   El especialista Horacio García Rábago, director del Centro Comunitario de Salud Mental (CCSM) del IMSS en Jalisco, México, dijo que la esquizofrenia es una enfermedad cerebral caracterizada por ideas delirantes, episodios alucinatorios, lenguaje y comportamiento desorganizados y agitación, entre otros.
Manifestó que como otras afecciones del neurodesarrollo con repercusiones psiquiátricas, en el origen de la esquizofrenia no puede hablarse de un desencadenante único.
Agregó que aunque la genética es determinante en el desarrollo de la esquizofrenia, problemas durante el embarazo como infecciones virales en un momento del mismo, o edad avanzada de la gestante, parecen incrementar el riesgo de que los hijos producto de este tipo gestaciones pudieran desarrollarla.

Expresó que se ha establecido que el hecho de fumar marihuana antes de los 21 años aumenta la probabilidad de presentar la enfermedad.
Indicó que por lo general, el diagnóstico de la esquizofrenia se hace cuando el paciente es llevado por sus familiares para recibir atención médica por presentar síntomas de ideas delirantes, alucinaciones, alteración en lenguaje y comportamiento, y eventualmente catatonia, es decir, inmovilidad.
Estos síntomas se califican como agudos y son producto de la actividad aumentada de un neurotransmisor llamado dopamina.

El tratamiento por lo general de estos pacientes, se focaliza en bloquear los receptores de dicha sustancia, con resultados muy favorables para el paciente, quien puede estar hospitalizado de dos a cuatro semanas, ser dado de alta y continuar su vida habitual, aunque medicado de por vida”, indicó.
Resaltó que un hecho relevante respecto a la esquizofrenia es que la mayoría de los familiares refieren que previo a los síntomas agudos de la enfermedad, el paciente había desarrollado cambios en su comportamiento caracterizados por retraimiento y aislamiento social, así como pérdida de interés y disfrute de actividades que solían agradarle.

Mencionó que la edad de aparición de la enfermedad influye también en el pronóstico, “quienes la desarrollan de manera temprana, esto es de 15 a 18 años, tienen más mal pronóstico en comparación con aquellos en quienes aparece una década después.

Por el simple hecho de que una persona de 25 a 30 años tiene varias metas cumplidas como una carrera, un empleo e incluso una familia, difícilmente alcanzadas durante la adolescencia, precisó.
Destacó que es importante alertar a los padres de familia para que estén atentos ante cambios en comportamiento de sus hijos, “que aunque sutiles, no deben ser atribuibles a la etapa de la adolescencia y muy por el contrario, hay que observarlos y buscar atención profesional, sobre todo si se prolongan por varias semanas”.

Síntomas comunes
1. Ideas delirantes.
2. Alucinaciones.
3. Alteración de lenguaje.
4. Catatonia, es decir, inmovilidad.
5. Cambios en el comportamiento como retraimiento y aislamiento social.
6. Pérdida de interés en actividades que solían agradar al sujeto.

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